martes, 30 de octubre de 2012

Midgard (en Mundo Medio)


    

Le habían dicho que no sentiría nada, se lo habían dicho el primer día que lo operaron, le habían dicho que los que eran como él estaban preparados para eso, para no sentir ningún dolor. Le habían dicho grandes cosas, no se cansaban de darle distintos apuntes, nuevos y repeticiones. Lo peor de todo no era la repetición de las cosas, sino, el recordarlas al dedillo. Todo. Nada escapaba.
            Había otros, pero estaban escondidos como él. No tenía contacto con ellos como ellos tampoco con los demás, era por seguridad.
            Lo único que sabía era un número, lo único que lo conectaba a él con los demás era un simple número.
            Ocho.
            Eran ocho.
            Trató durante un tiempo no muy largo identificar las distintas conexiones que podrían existir con ese número, había varias, pero todas sin lógica.
            Una de las cosas que diferencia a los hombres de todo lo demás, junto con el pulgar y la razón; el alter ego, lo irracional.
           

lunes, 29 de octubre de 2012

Aguas Danzantes del Infierno



El agua avivó el fuego que se extendió como un reguero de infierno, el grito nació desgarrador, virulento.
–¿Cómo se te ocurre tirarle agua al sartén, infeliz?

jueves, 25 de octubre de 2012

Destino Incierto



–¿Dónde cree que va? –gritó el boletero horrorizado desde el andén.
–Espero que al cielo –respondió.

lunes, 22 de octubre de 2012

Porcelana Roja



Fije la vista a lo lejos entornando los ojos, mis pies descalzos saboreaban la rugosidad de las tejas del campanario, olía la sangre a lo lejos y mis colmillos parecían crecer unos centímetros en mi boca. Mis pezones también lo sentían irguiéndose como cuando era humana al recibir una caricia excitante, toda mi piel blanca se estaba consumiendo. La peste estaba acabando con todas las personas, con toda la sangre, con mi alimento.
El carruaje se bamboleaba de un lado al otro en las imperfecciones del camino que serpenteante se abría paso por bosque para llegar a la Abadía, no pude esperar y me lancé sobre ellos, al ir acercándome noté que el chofer no llevaba las riendas de los caballos y su cabeza ladeada colgaba inerte.
Urgida de sed me adentré en el cubículo repleto de terciopelo, cuatro de las cinco personas que venían dentro estaban muertas, ennegrecidas por la peste que les corría en las venas. Tomé al único que aún respiraba y dude en clavarle mis colmillos en el cuello enfermo, pero la sed punzaba en mi vientre con desesperación. Abrió los ojos y me dijo
–Era una fría madrugada de Otoño. Me desperté por casualidad de un sueño asombroso, realmente sorprendente... Pero ahora me encontré con la realidad. –deliró por la fiebre al tiempo que cerraba sus ojos para siempre, lo dejé acostado sobre el hombro de una mujer que llevaba varios días muerta. El horizonte comenzó lentamente a teñirse de un naranja suave, levantándose por sobre la copa de los miles de árboles.
Estaba cansada y sola, salí del carruaje justo antes de que los caballos se detuviesen delante de las inmensas puertas de la Abadía, lugar que había sido de reserva los últimos cinco meses, hacía uno que ya había consumido la última gota de sangre. Volví de un salto a posar mis pies descalzos sobre las tejas del campanario esperando el próximo coche, si no llegaba pronto dejaría que el sol tiñese también mi piel.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Almas en el Humo (5º Parte de 5) FINAL




No sabía cuanto tiempo había pasado desde que los muertos habían querido entrar, los oía con más fuerza a cada rato y eso la estaba debilitando.
No quería dormirse aunque su cuerpo se lo pedía, sus brazos le decían que suelte a la bebe, que la acueste a un lado suyo; que se relaje, que nada iba a pasar. Que simplemente cerrase los ojos y descansase un momento, tal vez, si se dormía, despertase después dándose cuenta que todo había sido un sueño, de los malos; pero de aquellos en los cual uno cuando se despierta solo queda la sensación de miedo, de terror, y que inmediatamente después se evapora de su mente como una gota olvidada al sol.

martes, 16 de octubre de 2012

Almas en el Humo (4º Parte de 5)



El espacio se había reducido, estaban los cuatro en el living, sentados con las piernas cruzadas, mientras la bebe dormía después de haber llorado durante unas horas, rendida.
Al principio creyeron que los cuerpos sin vida andarían simplemente alrededor de la casa, que no entrarían. Pero al oír como estallaba el vidrio de la ventana de la cocina, Rogelio había saltado como si del culo le saliese un resorte, al igual que los payasos que saltan de las cajas chistosas. Se encontró con el Luis, su compadre, su amigo de toda la vida, el padrino de su hijo. Estaba con la mitad del cuerpo colgando dentro de la cocina, las tablas que había clavado yacían debajo del mentón, un hilo verde de baba caía sobre las tablas deslizándose por la rugosa piel del árbol muerto para caer sobre los platos que habían quedado amontonados dentro del piletón. Lo miraba con sus ojos blancos, creyó que sonreía, ¿o era una mueca de la putrefacción del cuerpo que estiraba la piel mientras se secaba?.
No, le sonreía.

lunes, 15 de octubre de 2012

Almas en el Humo (3º Parte de 5)





Le habían contado una historia en el patio de la escuela. Una historia en la cual no había reparado hasta ese momento.
Estaba sentado en la hamaca, con las manos sujetando las cadenas que lo balanceaban levemente. Frente a el estaba Manuel, y lo rodeaban los demás chicos que oían la historia en silencio, quizá con miedo. No como él que era católico y creía en Dios, en su poder de salvarlo de todos los males. Amén.
Manuel contó que antes de que su abuelo pisase la tierra para ararla, antes que el gran paraíso que se levantaba en medio del patio de la escuela mostrase sus primeras hojas; antes incluso que existiese el pueblo. Antes de todo eso había una pulpería, el dueño era Don Bermejo, un hombre que vivía solo, no tenía familia. Esposa, hijos nunca lo habían rodeado, vivía solo para su pulpería, solo para él.

viernes, 12 de octubre de 2012

Almas en el Humo (2º Parte de 5)



Creía que no había lugar que no hubiesen tapado, trabado ó atado; pero de todas maneras hacía un esfuerzo por recordar cada uno de los recovecos, ventanas, puertas, ventiluces y huecos posibles.
Se secó el sudor de la frente, estaba íntegramente transpirado, la camisa pegada a la piel, los pantalones parecían pesarle toneladas y las botas ser de cemento.
Su hijo había intentado llamar a la policía, a la radio y a cada uno de los números de la libreta roja. Ninguno había contestado. Todo mientras su padre y su madre tapiaban las puertas y ventanas, junto con todo hueco visible y posible.
Fuera los murmullos se multiplicaban, los pasos distorsionaban el sonido de la brisa que entraba por debajo de la puerta.

jueves, 11 de octubre de 2012

Almas en el Humo




Creía que no había lugar que no hubiesen tapado, trabado ó atado; pero de todas maneras hacía un esfuerzo por recordar cada uno de los recovecos, ventanas, puertas, ventiluces y huecos posibles.
            Creía que no había más; pero...
            Fuera los sonidos de las pisadas sonaban rasposas sobre las tablas y el pedregullo que rodeaba la casa, olfateaba el polvo que levantaban fuera y que acompañaba la peste a podredumbre que se colaba por las hendijas.
            Cuando los vio estaba sentado fuera en el porche leyendo “Mil Soles Espléndidos”, sufriendo con las mujeres que vivían en la casa del zapatero, prácticamente encerradas en la prisión de su matrimonio y las celdas de los golpes del marido.
           

viernes, 5 de octubre de 2012

martes, 2 de octubre de 2012

Exóticus




–Los estudios lo demuestran científicamente señor, si me permite que le diga señor. Usted no es algo que se diga..., normal.
–¿Y que sería “algo normal” para usted? –le preguntó meciendo los pies en la camilla.
–No es que yo lo piense, todos acá coincidimos que normal al menos es algo que sea de este planeta.


*El concepto de exótico hace referencia a todo peregrino de nacionalidad distinta a quien lo observa o a objetos o individuos extranjeros, en especial cuando se trata de algo o alguien que llega desde un territorio lejano.